Este año me ha tocado trabajar lejos de casa, por lo que me he tenido que buscar alojamiento en el pueblo en el que trabajaba. Como yo, había más compis del trabajo que tuvieron que dejar sus hogares y sus familias para poder trabajar.
Durante ese tiempo formamos un grupo para arcillear y olvidarnos un poco que andábamos solillas por esas tierras. Así teníamos la escusa perfecta para quedar un rato, tomar café y comer dulces o sacar provecho de esas tardecitas.
Las fotos que veis a continuación son el resultado de esas tardes juntas:
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